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HISTORIA/BITÁCORA

Cuarta expedición a Isla Jéchica
Instalación de Faenas


Febrero 2001

Capitán: Luis Chadwick Vergara.

Equipo Profesional:

  • Arquitectos: Gustavo Munizaga, Lawrence Sargent, Alberto Fernández.
  • Ingeniero Agrónomo: Matías Errázuriz
  • Constructor: Bill Saltzer

Sábado 3 de febrero de 2001.
Preparación de la Travesía.

Esta etapa, víspera de la partida de la tripulación, tiene sus primeras acciones hace cinco años con la instalación de la primera base y residencia del director y gestor del Proyecto de Desarrollo de Isla Jéchica, Luis Chadwick, en la localidad de Compu, en la Isla Grande de Chiloé.
Previa a esta cuarta expedición, de desembarco e instalación de faenas de gran calado y con flotilla, se han realizado otras tres misiones de liviana exploración y de peso náutico medio.

El sábado 3 de febrero la tripulación y el equipo técnico se reunieron en los puntos acordados previamente por la secretaria ejecutiva del Proyecto, señorita Ingrid, quien ha organizado y coordinado cada actividad que ha involucrado a quienes participan en esté proyecto.

La expedición se fraccionó en dos grupos. El primero de ellos constituido por el comandante Luis Chadwick (COMCHAD1); el arquitecto y profesor de la Universidad de Chile Gustavo Munizaga; el joven arquitecto de ascendencia británica Lawrence Sargent y el ingeniero agrónomo Matías Errázuriz, hombre clave para el desarrollo ecológico y defensa del territorio sobre factores como salmoneras, pesqueras y nativos.

Los arquitectos, por su parte, desde hace dos años que han tomado decisiones adaptables a la orientación del proyecto, el cual se ha desarrollado en primera instancia como un "plan maestro". En la isla
se cultivarán nuevas rutas marinas, se resguardará la flora y fauna acuática, se instaurará un parque ecológico, una base náutica y un proyecto inmobiliario.

El otro grupo fue dirigido por el 2° comandante Bill Saltzer (COMBILL2), constructor que vino desde Vail Colorado, Estados Unidos. Otro importante miembro del segundo grupo era el arquitecto Alberto Fernández, "el Negro".

 

Domingo 4 de febrero de 2001.
Camino hacia la aventura.

Era de noche aún. El Pochoco no se vislumbraba bajo el oscuro cielo de la comuna de Las Condes y Errázuriz despertó para comenzar la nueva travesía de la tripulación. La noche anterior preparó sus mochilas e instrumentos necesarios para la aventura.

El taxi llegó a buscarlo y en la alborada del domingo 4 de febrero el ingeniero agrónomo partió desde Las Condes a Providencia para recoger a su compañero Lawrence Sargent, arquitecto de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Luego de recoger a Sargent, el recorrido de la comitiva continuó rumbo a la casa del arquitecto Gustavo Munizaga. Al llegar cargaron el taxi y siguieron camino al aeropuerto. Una vez ahí se tomaron un café y después se embarcaron en Pudahuel a las 8:30 horas hacia Puerto Montt. Salvo un pequeño incidente con el desayuno, donde AVANT sirvió sopaipillas y no los acostumbrados huevos revueltos, el viaje se desarrolló con normalidad. Llegaron a destino a las 10:45 horas y en seguida tomaron un taxi a Pargua para embarcarse hacia Chiloé.

Al desembarcar la barcaza en Chiloé una oportuna camioneta los llevó a dedo hasta Castro. Una vez ahí tomaron la micro local que los condujo aún más al sur. Se bajaron en un almacén de la carretera en la localidad de Compu donde el COMCHAD1 los esperaba puntualmente.

Llegaron a almorzar a la casa del COMCHAD1 en Compu a las 4 de la tarde y doña Carmen Frésard de Chadwick (COMCAR3) con la hospitalidad que la caracteriza les asignó zapatillas, abrigo, pieza y alimento opíparo. Sargent y Errázuriz devoraron con ansiedad una contundente porción de comida conforme a su edad y capacidad.

La tarde pasó serena salvo por las conexiones a Internet y llamados a la Subsecretaría de Marina, abastecedores y barracas, entre otros. También llegaron visitas en Catamarán, quienes fueron recibidas por los dueños de casa. Esa noche se comió de gala. El bar estuvo abierto con vodka naranja, whisky, galletitas y relatos de viajes náuticos inundaron la velada. Al final de la comida se fueron las visitas y se dieron las instrucciones para el día siguiente.

 

Lunes 5 de febrero de 2001.
Comienzan a surgir los problemas.

Despertaron y tomaron desayuno. Sargent y Errázuriz partieron a Chonchi. COMCHAD1 y COMCAR3 se dedicaron a realizar otras importantes misiones y el resto de la tripulación también efectúo otro tipo de tareas.

Los problemas comenzaron a surgir. La lancha estaba en pana y Sargent y Errázuriz no llegaban. Esta última preocupación se convirtió en "el tema" a medida que avanzaba el día y los profesionales no llegaban. El embarque hacia el próximo destino: Isla Jéchica, se estaba volviendo dificulto. Las noticias de la barcaza Jéchica eran fatales y la barraca, por su parte, tampoco había cumplido con los pedidos. Todos se fueron a dormir con negros presentimientos, ya que partir a la misión de desembarco e instalación parecía, a esas alturas, imposible. Pero, según el plan del comandante, igual zarparían de madrugada en el yate "índigo".

 

Martes 6 de febrero de 2001.
Zarpe a Isla Jéchica.

Los tripulantes se despertaron para el embarque cuando aún era de noche. Sargent y Matías aún no llegaban para cuando se sirvió el desayuno. Desde base Compu zarparon, en el yate "índigo" a las 6:30 horas, el COMCHAD1, Bill, "el Negro" y Munizaga.

Ya entrada la mañana se confirmó por radio el embarque en Chonchi de la barcaza "Doña Ismenia" con todos los elementos necesarios para la "colonización", entre ellos habían: fardos de pastos para bueyes, planchas de poli carbonato, estanques de agua y cámaras sépticas, arado, generador, manzanos y semillas, salitre, placas de terciado, invernadero modular en cerchas de acero, retroexcavadora, repuestos, dos bueyes vivos y yugo, vigas maestras, envigado de piso y tabiques prefabricados, rollizos de ciprés y tejuelas de alerce, tarros de basura, herramientas y martillos, sierras eléctricas, sacos de cemento, combustible y mezcla de petróleo, tres "muertos" para el fondeadero y cuerdas, clavos, planchas de internit, víveres, polietileno y bolsas de basura, tres tarros grandes de basura.

Además, viajaría Guillermo, quien se desempeñaría como chofer y operador de la máquina excavadora; Claudio, el contratista y cuatro carpinteros chilotes.

En Chonchi esperaban para zarpar a las 21:30 horas: Pedro, "le chef cuisinier", clave en la alimentación de la tropa; Claudio Maichil, el jefe de carpinteros, los aparecidos Sargent y Errázuriz y otros cinco tripulantes. La barcaza "Doña Ismenia" partiría a Isla Jéchica en condición de Arca de Noé, con 120 toneladas de un variado cargamento donde, incluso, iban dos bueyes.

El viaje del "índigo" de 40 pies de eslora fue recto al sur. El cruce del Corcovado esta vez fue con viento variable y contra marea, el clima era helado y con nubes que cubrieron el extenso cielo. El yate se adentró en el territorio sur de Chile impecable en su rumbo y
navegación mientras el Comandante Chadwick en plena expansión de espíritu miraba cartas de navegación, calculaba posiciones y controlaba el piloto automático. Todo este escenario les hizo recordar las otras tres expediciones anteriores a Isla Jéchica, situación que les llevó a preguntarse cómo sería esta nueva aventura que los esperaba.
Al almuerzo, COMCHAD1 y Munizaga prepararon unas sopas de sobre que mejoraron con pan frito, huevo y vino blanco. Luego, de 16 horas de navegación llegaron a Isla Jéchica, eran las 19:40 horas. El menú para la comida fue sopa de lentejas, hecha por Chadwick, y papas con cuero rellenas con tocino elaboradas por el arquitecto Munizaga.

Esa noche, CONCHAD 1 planteó sus primeras preocupaciones e instrucciones: "Estar siempre alertas y estar preparados para la emergencia de mañana", ya que la barcaza llegaría a las 3:45 a.m.

 

Miércoles 7 de febrero de 2001.
La Llegada de Barcaza "Doña Ismenia".

COMCHAD1 tocó diana en el yate a las 8:00 horas. La barcaza no llegó a la hora esperada. Se comunicó por radio, "Playa Ancha,cambio sistema cambio, con Base Compu... (Supervisada por Carmen Frésard)". El informe de COMCAR3 acotó una situación poco positiva: La lancha Jéchica seguía con los motores malos en Chonchi. La barcaza "Doña Ismenia" sí había embarcado todo, hasta los bueyes, e iba en camino.

Al fin!, después de rumores y sonidos a lo lejos de algo que se asemejaba a un bocinazo se avistó a "Doña Ismenia". Eran las 13:00 horas y comenzaba el jaleo, la bulla y los saludos de los que llegaban.

La imagen de la barcaza era impresionante, una nave imponente, grande con una inmensa carga heterogénea que se extendía de proa a popa. En ella se distinguía al "Capi" y cuatro peonetas de overoles rojos que se convirtieron en testigos del desafío que planteó
CONCHAD 1: "hay que descargar y bajar todo aquí".

El desembarco se hizo en una bahía donde existía, aún intacta, una choza de pescadores preparada por Errázuriz en otro viaje aventurado que realizó a la Isla meses atrás.

Poco a poco y con el ánimo arriba todos comenzaron una difícil y pesada tarea de desembarco. Todo a su alrededor era barro, pero aún así descargaban sin parar. La marea hacía de las suyas destruyendo todo el trabajo hecho por Guillermo y su retroexcavadora en tan sólo una hora. Al cabo de un momento se formaron rumas de tablas y diferentes elementos. Trabajaron sin parar hasta las nueve de la noche, pero la barcaza seguía llena, sólo habían logrado desembarcar un tercio de la carga.

Esa noche Pedro les hizo un banquete compuesto por carne, pollo, arroz, verduras, cerveza y vino. No imaginaban que días después se
terminaría el ají, el rico queso y el menú cambiaría a papas, papas y más papas. Pero, esa noche fue una fiesta única. Se acostaron muertos de cansancio sabiendo que al día siguiente les esperaba la misma rutina.

 

Jueves 8 de febrero de 2001.
Dificultades y amenazas de deserción.

Diana a las 7:45 horas. Se anunció la visita del yate catamarán de Edwin Scheuer junto a su esposa y se repartieron las tareas de emergencia: terminar urgentemente el descargue de la barcaza Doña Ismenia; ordenar en el campamento base los bártulos, esta vez considerando que las mareas suben; ubicar los sitios para el invernadero; establecer el sitio para la construcción de la casa del cuidador y disponer el lugar para la bodega. Todos trabajaron sin parar. Las mareas y la lluvia hacían ver que el desembarco en Isla Jéchica no sería fácil y más difícil aún sería construirla.

Hubo sopa y sopaipillas de almuerzo, el cual estuvo amenizado por la llovizna, la cual caía sobre la choza forrada en plástico donde Pedro instaló el comedor de la tripulación. La cocina, a tres metros en el bosque, era a leña y nunca dejó de hornear el apetecido pan
amasado del chef.

Con el paso de las horas "el Negro" se vio convertido en correo y botero. Larry dejaba volar su imaginación contando chistes. A Matías
se le olvidó el examen de agronomía pendiente. Bill, estoico como siempre, cargaba en silencio e imaginaba como "racionalizar" las maniobras utilizando la grúa de la retroexcavadora. COMCHAD1, con dos costillas malas, no paraba su actividad y además calculaba y negociaba constantemente con el capitán de la barcaza "Doña Ismenia" poniéndole costo a las maniobras de él y su tripulación.

La lluvia no cesaba y el trabajo de todos tampoco, parecían hormigas obreras descargando tabla a tabla, planchas de plástico y maderas.

Todos estaban empapados, tanto chilotes como capitalinos. El arduo e inesperado trabajo llevó a la subversión a Guillermo, el experimentado chofer de la retroexcavadora, que quejándose del frío y del improvisado hospedaje emitió una frase lapidaria: "¡si lo hubiera sabi'o, no hubiera veni'o!". La verdad es que nadie se imaginó, ni sabían la envergadura de la aventura que días atrás emprendieron.

Hubo intentos por parte de algunos maestros de regresar y abandonar la misión de descarga, pero Chadwick logró convencerlos de quedarse.

La lluvia cesó y la tarde trajo consigo una puesta de sol arrebolada y magnífica que hacía lucir al archipiélago de las Guaitecas como paisaje paradisíaco digno de revistas. Las visitas, Edwin Scheuer y su señora, por fin llegaron a la Isla en medio de ese crepúsculo único de la belleza patagónica. Esa noche comieron en tierra en la 'Taberna de Pedro Lefno" con la tranquilidad de haber concluido el desembarque de los materiales para el asentamiento.

La barcaza "Doña Ismenia" junto a su capitán y cuatro tripulantes de overol rojo, que terminaron ayudando en el desembarque al ver que
era la única forma de acortar la estadía en la Isla, zarparon esa noche a las 22:00 horas de las costas de Jéchica.

 

Viernes 9 de febrero de 2001.
Instalación de faenas bajo la lluvia incesante.

La noche había sido tan helada como las anteriores y la mañana se presentó lluviosa. El cambio de camarotes se consolidó anoche por razones tácticas. Larry debió ceder su saco de dormir a Guillermo, el chofer de la retroexcavadora.

El desayuno fue una reunión de trabajo donde se estableció que al fin se comenzaría con las obras. Esa mañana, luego de recorridos, pruebas y debates, finalmente se fijó el lugar donde se pondría el invernadero. Una vez establecido el sitio, la máquina escavadora abrió un camino y Errázuriz comenzó el drenaje del terreno bajo la lluvia sureña.

La emergencia una vez más se hizo presente. En la noche la marea se había llevado varias piezas de madera y hubo que acarrearlas a un
lugar más seco y alejado de la orilla de la playa.

Este día viernes fue bastante duro. Entre los variados accidentes que se presentaron, Munizaga se vio asaltado por un sorpresivo desmayo provocado por lo apretadas que le quedaban las botas al meter los pantalones del traje amarillo dentro. El Comandante por su parte continuaba aquejado por su dolor de costillas, por lo que también terminó echado en el camarote.

En fin, llovía incesantemente y todos continuaban moviendo y tapando lo que ya había sido colocado. El frío era penetrante y "lloraban" por un bistec, las comodidades de casa y sobre todo, por una ducha caliente. COMCHAD1 había decretado "ley seca" para todos, no había agua, ni ducha, ni nada, sólo WC; las condiciones eran casi de guerra naval.

A pesar de todo, se definió el sitio inicial del proyecto y se subió la retroexcavadora. En la tarde llegó el yate "Valentina" del ex ministro Pérez Yoma que se ancló en las proximidades.

 

Sábado 10 de febrero de 2001.
Un tripulante se pierde en la Isla.

Llovió toda la noche y se mojó todo lo tendido en el yate, incluyendo dentro de las botas que quedaron en cubierta. Mientras tomaron desayuno se expusieron las tareas tácticas, igual como en la Marina de guerra. También se hizo el anuncio de unas visitas importantes avisadas por radio. Un cierto Lord Cheltenham llegaría a la isla, suceso que se volvió una obsesión con el paso del día, más aún cuando por producto del hambre, la soledad y el frío se le agregó al rumor la esperanza de que vendría con sus hijas.

La mañana abrió con un sol radiante y un cielo azul de película. Varios de la tripulación pasaron las primeras horas del día conectando el sitio donde se encontraba el invernadero con la orilla, al estero Chulle hacia el oriente.

Munizaga, por su parte, pasó dos horas cruzando la selva austral en búsqueda de alguien. Había convenido encontrarse por el borde del
Estero con "el Negro" Fernández. Ante la desesperación de no encontrar a nadie trepó, gatió y cruzó como pudo para llegar al
borde del Estero, pero al llegar no había rastro del "Negro". De un momento a otro, se encontró sólo, al otro lado de la Isla,
contemplando algo preocupado como el yate de Edmundo Pérez zarpaba de la isla, mientras él seguía perdido, mojado completamente y sin contacto alguno. Mientras tanto en la base lo dieron por perdido y hubo una operación de rastreo, organizada por Errázuriz.

El tiempo pasaba y Munizaga decidió sacarse la ropa para secarla. Se puso a meditar, a contemplar y a matar tábanos mientras esperaba
con ilusión la llegada del bote con Fernández y COMCHAD1.

Finalmente, se puso de pie y partió caminando por la costa al campamento. Paralelamente, la alarma de su pérdida o desencuentro ocasionó preocupación entre el resto de la tripulación, el comandante casi lo creyó muerto. Después de su reaparición, almorzaron. Matías aprovechó de explicar los peligros de salir solos e informó sobre las medidas necesarias de realizar ante una emergencia.

En la tarde se comenzó a armar el invernadero con las estructuras metálicas y al fin del día estaba terminada y recubierta con las planchas de terciado y de poli carbonato. Los maestros y Munizaga estaban felices con realizar algo relacionado al oficio de cada uno. Los maestros habían medido, alineado, nivelado y al fin parecía que iban a tener casa para alojar mientras tanto. Munizaga se dedicó a los detalles constructivos con las placas contrachapadas y los listones, aprovechó de aserruchar y se sintió de nuevo arquitecto.

A pesar de que llovió en la tarde, la noche abrió y las estrellas resaltaban luminosas en el oscuro cielo. Los tres mayores, COMCHAD1, COMBILL2 y Munizaga se retiraron primero a dormir al "índigo". Los tres jóvenes expertos se quedaron en la "Taberna de Pedro Lefno". El hambre y las carencias afectivas los tenían como Robinson Crusoe, pues se oían sus risas destempladas perturbando la idílica paz de la noche. ¡Juventud del "Carpe Diem"!. Errázuriz se reía sólo y Larry cuentaba chistes, Fernández tenía algo de humor negro, pero los tres eran candidatos al delirio. Munizaga, en tanto, se pasaba haciendo fogatas para secarse, especialmente los calcetines, que nunca se secaban. Además, hablaba en inglés con Bill porque según él es más breve y le da un tono de película africana a la aventura.

 

Domingo 11 de febrero de 2001.
Falsa alarma con los visitantes.

Hoy se desarrollaron varias tareas. Munizaga se dedicó a la construcción de la casa-invernadero de los maestros. Larry definió el terreno y el despeje de la bodega con Fernández. COMBILL2 dirigió a Guillermo el chofer de la retroexcavadora, ahora ufano usando el traje de lluvia amarillo.

La tripulación ya había alcanzado el punto crítico psicológico, propio de todas las grandes expediciones donde a modo de ejemplo unos se quejan, otros se ríen o comentan solos, mientras otros hacen muchas preguntas. Lo que volvió a algunos a la cordura fue la noticia por parte de COMCHAD1 de que mañana zarparían de vuelta a casa.

Finalmente, no sucedió la esperada visita de Lord Cheltenham junto a sus hijas. Una llegada irreal que hizo vibrar el corazón de todos.

Incluso COMCHAD1 preparó los picorocos recogidos junto a Bill, con la esperanza de un almuerzo con visitas importantes. Pero, todos se
quedaron "cuello". Lo positivo fue que la tripulación se comió la sopa con mariscos y los seis duraznos en conserva que se habían uardado para la "recepción".

En la noche COMCHAD1 facilitó el generador a los maestros y COMBILL2, que arregla todo, lo hizo partir a cordel sin la batería, la cual no venía entre el cargamento de la barcaza "doña Ismenia".

El invernadero, que será utilizado como "casa" en primera instancia por los maestros, quedó listo. Los más contentos eran ellos, ya que
tiene chalet prefabricado en lo alto, con vista al lago, piso, catres y en recinto privado. Eran, realmente, excelentes maestros y parece que reconocían en los santiaguinos a una especie de otra galaxia, ya que nadie estaba habituado a trabajar a ese ritmo en Chiloé, menos por los sectores de las islas Guaitecas.

 

Lunes 12 de febrero de 2001.
El embarque de vuelta a Compu.

El toque de diana fue a las 8:15 horas. COMCHAD1 se comunicó por radio con Carmen Frésard en Compu anunciando el regreso. Todos comenzaron a trabajar en los últimos detalles de preparación para el nuevo zarpe del "índigo".

El terreno escogido del área de la bodega era excelente. Los profesionales hicieron la última inspección técnica. Era increíble el
aroma de las hojas y de la madera húmeda en los ulmos, cipreses,robles y canelos del Sur. Había una luz suave iridiscente entre las
hojas, por las gotas de lluvia, el sol que se esfumaba y las nubes que pasaban. Era otro mundo, lejano y silencioso. Un mundo de focas,
patos, aves y toninas que viven del mar, de la lluvia, de la tierra y los bosques.

Los maestros ya estaban instalados y se quedarían tres meses más en la obra. La lancha Jéchica, ya arreglada del motor, llegaría el
jueves desde Chonchi, con repuestos, provisiones y más personal.

La tripulación zarpó de la Isla a las 14:00 horas dejando a su paso todo listo y organizado. Almorzaron en el yate con pan fresco hecho
por Pedro, el chef.

El viaje de regreso brindó un cielo azul despejado y un mar que parecía piscina por lo calmado. Pasaban islas y volcanes al oriente. El
zumbido del motor y el golpe del agua adormecían tanto como el aire marino. Avanzaron a trece nudos y la hora posible de arribo era a las 8:00 p.m. El sol los secaba y calentaba, el mar fluía bajo la quilla y la espuma burbujea. Vieron un grupo de toninas (delfines de la zona) que los siguieron y se cruzaban de lado a lado por la proa del yate.

Llegaron con sol poniente a Melinca. COMCHAD1 y Larry bajaron a una entrevista con el capitán de puerto. Fernández y Matías descendieron para explorar el pueblo.

Quedaba lo más fuerte del viaje: el cruce del Golfo de Corcovado. El viaje se haría de noche para llegar a Compu de madrugada a las 6:00a.m. Se asignaron turnos para la vigilia. Oscureció y comenzó un fuerte meneo en el yate de lado a lado. El yate se movía cada vez
más, en giros laterales, de babor a estribor y viceversa.

El viento arreciaba fuerte, era casi un temporal con viento sur. El yate crujía más y más en el baile, se caían todas las cosas de la
cabina, especialmente los utensilios y bártulos del yate. La embarcación parecía un potro en rodeo y sonaba toda la madera, pero al menos avanzaba gradualmente por el golfo.

 

Martes 13 de febrero de 2001.
Fin de la Misión.

Era aún de noche y no aclaraba todavía, cuando llegaron a Compu a las 6:00 a.m. De lejos se veían las luces de la casa en Compu y al encuentro llegó un botero y un guardia. En la casa los esperaba Carmen, feliz recibiéndolos en la puerta. Subieron a los dormitorios a
dejar las cosas y se bañaron en turnos, había agua caliente por primera vez en diez días. Parecía una maravilla el reencuentro con el agua, las toallas, los espejos y la ropa limpia.

Al rato, estaban tomando un regio y caliente desayuno en la mesa llena de frutas, café, té, huevos, pan tostado, paté, queso y mantequilla. Ya clareaba el día y comenzaron a planear el regreso.

El "Negro" y Munizaga siguieron rumbo a Santiago. Matías seguía con su mochila para viajar a Pumalín a ver a Mr. Tompkins con el fin de comparar experiencias. Sargent se quedó un día más en Compu, para concluir las negociaciones con la barraca de Chonchi y otros detalles pendientes. COMCHAD1 y Bill viajaron a Chonchi a ver la lancha Jéchica, la cual había sido revisada en el motor y estaba con los cilindros y anillos recién ajustados, para realizar el segundo viaje complementario, con alimentos y peonetas a la Isla la próxima semana.

Así la cuarta expedición de asentamiento había concluido y la misión estaba cumplida.